Tu fe te ha salvado

 

La fe es un recurso poderoso para atraer las bendiciones del reino de los cielos a nuestras vidas. Muchos fueron beneficiados con las riquezas del reino, porque se movieron en fe.

La mujer del flujo de sangre fue libre de una enfermedad que por años la mantenía en sufrimiento, pero fue movida al encuentro de Jesús, y por su fe recibió su sanidad.

Y he aquí una mujer enferma de flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y tocó el borde de su manto; porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva.

Mateo 9:20-21

Esta mujer al igual que otros, tenía una fe grande, fue movida  por ella y recibió el milagro que necesitaba. Es que la fe de esta mujer no era una fe cualquiera, porque ella caminó entre la multitud, hasta recibir del maestro el milagro que necesitaba. Esta no se dejó intimidar por el peligro que se pudiera presentar durante el camino, ella solo pensaba y declaraba la salvación que anhelaba. Ella se mantenía enfocada en lo que quería recibir, y eso declaraba.

Pero Jesús, volviéndose y mirándola, dijo: Ten ánimo, hija; tu fe te ha salvado. Y la mujer fue salva desde aquella hora.

Mateo 9:22

Es la fe que necesitamos, una que nos mantiene enfocados a pesar de las adversidades, para llegar al lugar que nos hemos propuesto, y recibir el milagro que esperamos. Tenemos que actuar en fe, no permitir que la duda nos controle, creer en medio de la tribulación, entendiendo que en Dios está la solución.

Hay momentos en que solo con una fe grande podemos avanzar, porque son muchos los obstáculos que se interponen en el camino, pero si estamos convencidos de lo que queremos, y de hacia dónde queremos llegar, llegaremos y recibiremos como esta mujer.

Por medio de nuestra fe podemos salvados, sanados y restaurados, porque la fe es un recurso poderoso para atraer los recursos del cielo, es la llave que abre, por eso esta mujer tocó y arrebató su milagro.

 Dios te bendiga, Dios te guarde pueblo amado del Señor.