Dios te libra de todo ataque del enemigo

 


Importancia de la visión espiritual en medio de un ataque del enemigo.

El enemigo planea sus estrategias para atacarnos, pero Dios destruye los planes del maligno y nos salva. Él planea todo para destruir a  aquellos que se están interponiendo a que él cumpla su propósito, pero no podemos tener miedo, tenemos que confiar en Dios.  Y frente a esa persecución del enemigo, aunque los que estén en  nuestros alrededores estén ciegos; nosotros tenemos que permanecer  creyendo en el poder de Dios y transmitir ese poder a los que nos  rodean. 

No podemos tener temor, ni es lo favorable intimidarse frente a  un ataque o persecución de satanás, si estamos en obediencia, si  estamos en mira del cumplimiento de los planes y propósito de Dios;  ese ataque no nos hará daño. El enemigo nada podrá hacer en nuestra  contra, porque el propósito de Dios no muere. Somos  simples vasijas, pero dentro tenemos algo valioso que no muere.  

Cuando nuestros pasos y acciones están enfocados a lo que nos  fue asignado de parte de Dios; que por supuesto, siempre va a  destruir las obras del diablo, por más que el enemigo intente  matarnos, no lo logrará, porque Dios tiene el cuidado de cada vasija. El poder de Dios respalda a aquellos que están dispuestos a trabajar  para el cumplimiento de los planes y propósitos de Él. 

Cuando los sirios descendieron a Eliseo, él clamó a Dios, y  cuando Dios respondió; entonces Eliseo fue a ellos. Primero clamó,  antes de clamar no fue a ellos. Estrategias que tenemos que aprender,  frente a un ataque del enemigo tenemos que tener confianza en el  Dios al cual servimos. Tenemos que estar seguros de que el mismo  poder que destruye los planes del enemigo, ese mismo poder estará  con nosotros para salvarnos. 

Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y  dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con  ceguera, conforme a la petición de Eliseo. 
2 Reyes 6-18 

Cuando el enemigo se levanta contra  nosotros, que estamos sintiendo el ataque, tenemos que clamar con la  seguridad de que el mismo Dios que destruye los planes de satanás, vendrá con ese mismo poder  a salvarnos.  

Nosotros como creyentes solo nos  toca trabajar para Él y a favor de su reino, lo demás depende de Dios,  y Él sabe cómo hacerlo. Como vasijas suyas, lo que nos toca es hacer  lo que Él nos manda para impedir que los planes del enemigo sean  cumplidos, y sean desechos con su poder y autoridad. Pero hacerlo  sin temor y con seguridad del poder del Todopoderoso.  


Por difícil que sea la situación, cuando clamas a Dios todo cambia.  Porque la respuesta de Dios te guía, te muestra el horizonte por  donde debes ir y cómo caminar.  

Es por esta razón, que en ningún momento nos debemos mover  sin antes hablar con Dios. Pero tenemos que ser cuidadosos al  momento de clamar a Dios, para nunca pedir en contra de aquel que de  manera natural nos ataca, sino pedir a Dios que no sean cumplidos los planes del enemigo. ¿Cuáles planes? Los planes de destrucción que tiene en contra nuestra. Cuando los hijos de Dios claman para que se cumpla  el plan de Dios, Él lo escucha. Y cuando claman para que sea  cumplido el plan de Dios, están clamando en contra de los planes de  satanás. 

Cuando nuestras acciones están alineadas a los planes y propósitos  de Dios, Él se compromete con nosotros y nos protege de cualquier  situación que se nos presente.  Dios hará lo que sea para salvarnos, pero la forma de hacerlo  depende de Él; no de nosotros. 

Tenemos que transmitir a los que nos rodean lo que Dios puso en  nosotros. No podemos permitir que los que están cerca de nosotros  nos influyan de lo que está en ellos, duda, miedo, temor, e incredulidad. No podemos recibir sus palabras de quejas, porque  como vasijas de Dios Él sabe cómo protegernos en el momento del  ataque. 

Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad;  seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guió a Samaria.  Y, cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de éstos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban  en medio de Samaria. 

2 Reyes 6-19/20 

Eliseo como hombre de Dios oró para que el enemigo no lleve a  cabo su plan a través de los instrumentos escogido, pero el hombre  de Dios no está en contra de estos hombres, ni tampoco de su rey;  él de lo que está en contra es de sus planes perversos contra el pueblo  de Dios. Esta es la razón por la que el hombre de Dios cuando ellos descendieron, clamó a Dios para que lo dejara sin visión. Al quedar  sin visión, ellos quedaron sin acción, y no pudieron llevar a cabo el  plan que se le había encargado. 

Necesitamos tener visión espiritual frente a cualquier ataque del  enemigo, para poder ganar la batalla. Si no tenemos visión espiritual  frente al ataque, jamás ganaremos la batalla. Frente al mismo,  necesitamos tener visión para ver a Dios, porque así podemos  identificar las acciones de cada instrumento de satanás. Pero si solo vemos al  enemigo vamos a creer que Dios no está ahí, y que estamos solos en  medio de la situación difícil por la cual estamos pasando. 


Dios llega  primero que el que viene a atacarnos, pero si no podemos verlo, no  vamos a valorar su presencia. Porque por falta de visión, no nos  damos cuenta que no estamos solos y que el enemigo no nos ha  destruido porque Dios nos ha guardado. 

Sabemos que los hijos de Dios tienen un enemigo, y que siempre  él está preparado para atacarlos. También sabemos que utiliza  diferentes estrategias para atacarlos, pero si tenemos visión en medio  de esos ataques; jamás seremos vencidos por el enemigo. Es de  mucha importancia la visión espiritual, porque por medio de ella es que podemos ver a Dios en medio de las crisis (pruebas, procesos o  desiertos) y si pudimos ver a Dios en medio de los mismos, ya  tenemos la victoria. 

2 Reyes 6-15/16 

Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y  he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y  carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿Qué haremos? Él  le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros  que los que están con ellos. 

Giezi, el criado de Eliseo no vio a Dios en medio del ataque, solo  vio al enemigo, por esta razón le pregunta a Eliseo: ¿Ahora qué  haremos señor mío? Porque al ver al enemigo y no ver a Dios, esto le  produjo temor. Pero Eliseo que tenía visión para ver a Dios, ve  primero a Dios que al enemigo. Dios estaba ahí, Eliseo sabía que en  ningún lugar estaba solo, y menos en medio de un ataque del  enemigo. Pero Giezi no tenía esa experiencia, él no podía verlo hasta  no ser ministrado por el hombre de Dios. 

Es necesario que los que están contigo sean ministrados con la  misma visión tuya; para que puedan ver como tú, ver lo mismo que  tú, y puedan correr contigo. Porque si no pueden ver cómo ves tú,  tampoco podrán correr contigo. 

Cuando ves a Dios durante el desierto, tus decisiones durante el  mismo son diferentes, el mismo Dios te da la estrategia para vencer  durante el camino, y para obtener la victoria. Pero si no ves a Dios, te llenas de miedo y temor, no recibe la estrategia y sale en derrota. 

 

Es  una condición muy intimidante, esta de solo ver al enemigo y no ver a  Dios en el ataque, y más aún, cuando sabes que la intención del  enemigo es destruirte. Pero si vemos a Dios todo es diferente, no  seremos paralizados ni intimidados, sino que haremos lo que tenemos  que hacer frente al enemigo. 


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