Confiado en la promesa de Dios

 


Abrazado de la promesa de Dios.

Es muy necesario que sepas que eres un hijo de Dios, que eres un ser con propósito y que carga una palabra, que sepas que tienes una promesa y que la lleva contigo donde quiera que te muevas, y que esa promesa habla por ti. Tienes que saber cuál es tu posición en Dios, y tienes que tener el conocimiento de lo que cargas; porque tus actitudes tienen que ir de acuerdo a lo que Dios puso en ti. Por eso es la importancia de saber quién eres en Dios, y de saber lo que lleva contigo donde quiera que vas.

No importa lo que crea la gente que eres, o lo que puedan ver en ti. No importa si identifican lo que portas o no, lo que sí es importante es quien tú crees que eres, y que sepas la posición que tú tienes en Dios: que tengas identidad. 

Abram sabía quién él era, al llegar a Gerar, dijo a su esposa Saray que dijera que eran hermanos, y así lo hicieron.  Como dijeron que eran hermanos, el rey Abimelec tomó a Sara, su mujer. Cuando esto sucede, la palabra no revela qué hizo Abram frente a este acontecimiento, pero a mi me parece que lo más seguro es que él clamara a Dios por lo que le estaba sucediendo.

Abimelec rey de Gerar tomó la esposa de Abram, inocente, porque para él Abraham y Saray eran hermanos. Pero aun así, mira lo que pasa con el rey Abimelec por la esposa de Abraham. Porque si eres siervo de Dios, y si te mueves en obediencia del propósito del Padre; Él habla por ti y defiende lo que es tuyo. Aunque sea inconsciente, Dios no permite que sus hijos sean burlados.


Pero Dios vino a Abimelec en sueños de noche, y le dijo: He aquí, muerto eres, a causa de la mujer que has tomado, la cual es casada con marido.

Génesis 20:3

Por eso es que te digo que no importa lo que la gente vea en ti, si puede identificar o no lo que tu porta; lo que realmente importa es que tú sepas que lo portas, para tomar la decisión correcta frente a cualquier circunstancia. 

Para este rey, Abram era un hombre común y corriente. Abimelec no vio nada importante en Abram. Él no pudo identificar la gloria que él portaba, pero eso no impidió que Dios se manifestara en su defensa como lo había prometido. Este rey no se imaginó que Abram cargará tanta gloria, hasta tal punto de que por la causa de retener a su mujer, él podría  morir.  Ni por la mente le pasó algo así.

Cuando te desprendes de algo a causa de Dios, Él vela por eso. Si por obedecer al Padre pones en juego algo amado, Él se encargará de velar por tus pertenencias, y no permitirá que sea tocado ni retenido por nadie. Así que llénate de fe, Dios pelea por ti y por los tuyos. Nadie podrá permanecer con lo que es tuyo, para poder continuar te lo tienes que devolver. Pero tú tienes que saber quién eres en Dios, confiar en Él, y permitir que sea el Señor quien pelee por ti y te defienda en las adversidades.

Abimelec no vio la gloria que residía en este siervo, Abram si sabía lo que tenía, sabía que Dios le había hecho una promesa, y sabía que tenía una palabra y que esa palabra estaba con él.


No importa si la gente donde te mueves no puede ver quién eres, no hagas caso si no te valoran como lo que eres en Dios, nada de eso es relevante, lo real es que se llevarán la sorpresa de que Él que te hablo a ti les hable a ellos de ti; Él les dirá quién realmente eres, y les dirá lo que portas; Dios revelará tu verdadera identidad.

Ahora, pues, devuelve la mujer a su marido; porque es profeta, y orará por ti, y vivirás. Y si no la devolvieres, sabe que de cierto morirás tú, y todos los tuyos.

Génesis 20-7

Dios no solo dirá quién eres y lo que portas, sino que no le permitirá retener lo que es tuyo a ningún instrumento de Satanás. Lo que te han querido quitar por no identificar  quién eres, no lo podrán retener, porque el mismo Dios dará la orden de que te sea devuelto. Nada tuyo podrán tomar, todo lo que es tuyo te será devuelto por orden de Dios.

Pero tienes que saber quien eres, y saber que tienes promesas de parte de Dios para tu vida, debes caminar como tal, como un hijo de Dios con identidad. Debes abrazar la promesa y confiar en ella, y a pesar de las adversidades, seguir creyendo en el Padre que te hablo, y sin duda alguna, Dios se manifestará, tus ojos verán su gloria porque Él hablará por ti.

 Dios te bendiga, Dios te guarde pueblo amado del Señor.

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